Damià Gallardo: “Si los lectores quieren continuar leyendo ediciones digitales de calidad deben pagarlas”

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Nos sumergimos durante unos minutos en el mundo de los libros con Damià Gallardo, responsable de la tienda Laie CCCB, una librería situada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, lugar de ebullición de numerosas disciplinas artísticas modernas. Como lector empedernido y adepto a las nuevas tecnologías, el encargado de una de las cadenas de librerías pioneras de Cataluña nos ayuda a reflexionar sobre la situación actual del panorama editorial.

Algunas librerías de Laie están situadas en museos como el Museo Picasso, Caixa Fórum o edificios artísticos como el Park Güell o el Liceo. Esto influye el catálogo de cada librería, que tiene una especialización diferente. ¿Cuáles son las ventajas de este modelo de negocio?

Cada Laie se adapta al público que visita cada edificio. Por ejemplo, en  Laie del Museo Picasso, nuestra intención es satisfacer tanto al erudito que viene a ver una exposición y que quiere una bibliografía actualizada sobre temas concretos de Picasso como la persona que sólo le interesa el artista sin intención de profundizar y que solo quiere llevarse un recuerdo a casa.

El librero Damià Gallardo recibe nuestra visita en su tienda Laie del CCCB

El librero Damià Gallardo recibe nuestra visita en su tienda Laie del CCCB // Aïda Marrugat

 El espíritu de nuestras tiendas consiste en adaptarse a un público determinado, por eso cada Laie es diferente. Cada librería se reinventa constantemente en función de las exposiciones, actividades, y la relación con los clientes.

¿Cómo se produce la selección del catálogo de productos de cada librería de vuestra cadena?

De hecho, la palabra cadena no me gusta porque cada librería Laie tiene su especialidad y hacemos las compras desde cada librería. No hay una central de compras para cada centro, sino que cada librero contacta con sus clientes y sabemos más o menos lo que les puede interesar.

Laie CCCB tiene una especialidad muy determinada que viene condicionada por el lugar donde se aloja, que es el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, y esto hace que haya ciertas secciones enfocadas específicamente en las actividades que se desarrollan, como el cine, urbanismo o pensamiento crítico. El público del CCCB tiene otros intereses y también intentamos cubrirlos, en función de los productos lúcidos y lúdicos, ya que apostamos por el componente lúdico y a la vez el componente crítico.

«Cada librería se reinventa constantemente en función de las exposiciones, actividades, y la relación con los clientes»

Laie nace en 1979, con la apertura de la primera tienda en la calle Pau Claris de Barcelona. ¿Después de tantos años con un negocio estable, fue difícil adaptarse al panorama digital?

Dos cuestiones: Primero, Laie siempre ha sido una librería internacional especializada en Humanidades. Es decir, que desde el principio Laie ya tenía una identidad muy determinada dentro de las librerías de Barcelona, gracias también a la combinación de librería y café-restaurante.

Segundo, Laie ha sido de las primeras empresas en vender libros digitales y crear un catálogo electrónico de la tienda, evolucionando al mismo ritmo que el mercado para no quedarnos atrás.

Ya hemos completado esta adaptación y continuamos al frente en los servicios de venta digital. No es un tema que nos asuste, sino por el que tenemos curiosidad, además que como librería tenemos la obligación de ofrecer nuestros productos en todos los formatos: tapa dura, de bosillo, ediciones especiales…Y el e-book es un formato más.

Actualmente se publican miles de libros y es complicado ofrecerlos todos en el catálogo, aparte de la falta de espacio en las librerías físicas. ¿Esto es un inconveniente grave para que se vendan parte de las obras?

Es imposible que nuestras tiendas tengan todos los libros disponibles, ya que necesitaríamos una librería cien veces más amplia que la de Pau Claris, la más grande de Laie. Nosotros intentamos solucionarlo con oficio y utilizando nuestra larga experiencia en el mundo de la distribución. Si un cliente pide un libro en poco tiempo le puedo decir si este es difícil o fácil de encontrar, y más o menos cuando tardaría en tenerlo.

Por otro lado, nuestra especialización hace que nosotros tengamos ahora mismo lo más relevante de cada una de las materias que son las más representativas. Por ejemplo, una persona que viene a Laie CCCB, se encuentra una selección de libros muy pertinentes que ya está realizada. Por lo tanto, solo necesita dar un vistazo a la sección que le interesa para conocer las tendencias más relevantes del momento. De alguna manera, tampoco hace falta tener todos los libros para ofrecer un gran servicio.

Y no sólo por nuestro trabajo de investigar las novedades, sino también porque los clientes comprando decidan qué libros pasan al fondo. Nosotros actuamos como mediadores, pero son los clientes los que definitivamente acaban diciendo qué puesto ocupan los productos de la librería.

«Los clientes son los que definitivamente acaban diciendo qué lugar ocupan los productos de la librería»

¿Hoy en día se considera importante la figura del librero como el experto literario y artístico que guía a los clientes o este papel se ha perdido?

El librero no tiene que ser experto en literatura, sino en libros. Es decir, en el sentido de saber ofrecer lo que pide el cliente. Yo, evidentemente, hago recomendaciones a clientes y amigos con los que hablo de literatura. El papel de librero como prescriptor es inevitable porque es tu trabajo y, además, si el trabajo te apasiona, cómo es mi caso, todavía más. Pero el trabajo del librero es sobre todo oficio. Es saberte avanzar a los gustos del público y discernir lo que realmente debe permanecer en los estantes.

Por lo tanto, la figura del librero como prescriptor es muy popular y quizás continuará funcionando. Internet ha producido la aparición del librero mediador, que aleja al cliente del ruido informativo de la red y los medios de comunicación, y lo acerca a un espacio ordenado donde detectar los libros más relevantes y las tendencias: la librería.

Los índices de lectura de España se sitúan en un 63% de la población, siete puntos por debajo de la media europea. ¿Esta situación se debe al fenómeno digital o a un cambio de hábitos culturales?

Esto se debe a muchas cuestiones juntas. En primer lugar, la más relevante, es si un libro, como idea, como formato, continuará siendo importante de aquí unos años. Porque estamos viendo en diferentes disciplinas que el libro pasa a un segundo plano a la hora de comunicar descubrimientos, hacer un ensayo o entretener.

Nuestra bloguera y Damià Gallardo durante la entrevista en el patio del CCCB // Aïda Marrugat

Nuestra bloguera y Damià Gallardo durante la entrevista en el patio del CCCB // Aïda Marrugat

Por lo tanto, ahora mismo el libro es muy relevante como vehículo o formato en el campo de la cultura, pero no sabemos lo que pasará dentro de unos años. Puede que en un futuro pase a un segundo plano, pero bueno, mientras haya libros habrá librerías.

 El formato que tendrán los libros, digitales o en papel, es otra    cuestión. No me gusta esta dualidad tecnológica entre los libros digitales y los de papel, en que los primeros se consideran positivos y los segundos negativos. Hay que tener en cuenta que sin la tecnología no existirían determinados tipos de publicaciones o sus materiales serían mucho más caros.

 

El escritor José Saramago dijo: “Hagan lo que hagan el  Internet y la computadora no hay nada en el mundo que pueda sustituir al libro. ¿Por qué? Porque sobre la página de un libro se puede llorar, pero no se puede llorar sobre el disco duro de la computadora”. ¿Cree que la experiencia de la lectura tradicional es preferible a la comodidad de la lectura digital?

Si lloras leyendo un libro lo haces tanto delante de una pantalla del ordenador como de una página de papel. No veo que la pantalla de un ordenador impida sentir estas emociones de la misma forma que en el papel. La dicotomía entre papel y digital me parece absurda. Para mí son dos formatos diferentes de un mismo objeto.

Por lo tanto, esta nostalgia de unos tiempos que aún no han pasado no tiene sentido, porque el libro en papel continúa siendo preferente con una diferencia brutal. La relación con los libros es muy compleja, y limitarlo a una cuestión de formato me parece muy empobrecedor.

«No veo que la pantalla de un ordenador impida sentir estas emociones de la misma forma que en el papel»

Entonces, ¿considera equiparable la experiencia de la lectura en papel a la lectura en pantalla? ¿Qué novedades aporta el e-book?

Evidentemente hay gente que le gusta leer en pantalla y gente que no le gusta. A mí, por ejemplo, me gusta leer en E-book cuando estoy al transporte público, pero en prefiero coger un libro de papel y sentarme a leerlo en la butaca. Pero esto son hábitos de cada persona. Las nuevas generaciones están más acostumbradas a leer en pantalla y, por lo tanto, supongo que el Ebook es un mercado creciente.

También es verdad que las editoriales se dan cuenta cada vez más de que el libro como objeto también tiene que aportar valor. Hay  editoriales que están haciendo un trabajo magnífico que mejora las experiencias de los E-books. El e-book está en sus inicios y tiene que evolucionar mucho más, ya que todavía imita mucho el papel. Debe evolucionar para encontrar su propio camino. El tema de incorporar aplicaciones para enriquecer la lectura es uno, pero deben explorarse más posibilidades.

El gremio de editores acusa a la piratería como la principal culpable de la crisis del sector. ¿Comparte esta opinión?

No necesariamente. A ver, se trata de un problema muy complejo. Es verdad que descargarse un e-book no es tan fácil como un libro pirata. Bajarse un e-book pirata es muy sencillo, pero es probable que su edición sea desastrosa. Hay diferentes niveles de calidad, y puedes encontrar editores que cuidan mucho las ediciones digitales y otros que no. En la mayoría de casos, los libros piratas son simples pdf, hechos deprisa y corriendo y cuya lectura es nefasta. Pero si tú lo necesitas porque estás estudiando una lectura para un examen te dará igual la calidad.

Depende mucho de la mentalidad de cada persona. Hay mucha gente que se compra un e-reader para descargarse libros gratis y así rentabilizar el precio del aparato. Estas personas deben comprender que un e-book no es solo obra del escritor. Este es el que ha escrito el texto, pero un e-book, al igual que un libro tradicional, es el resultado de un trabajo colectivo en el que trabajan diferentes profesionales: corrector, maquetador, traductor, editor, etc. Por lo tanto, hay que hacerles entender que el resultado de este producto requiere un esfuerzo por parte de varias personas y que tiene un coste. Hacer una buena traducción ya cuesta unos 3000 euros.

Entiendo que un e-book debe venderse más barato que un libro en papel, pero debe tener un precio razonable. Si los lectores digitales quieren continuar leyendo ediciones de calidad deben aceptar la retribución necesaria a los creadores.

El e-book está en sus inicios y tiene que evolucionar mucho más, ya que todavía imita mucho el papel. Debe evolucionar para encontrar su propio camino.

En un futuro, ¿el libro en papel y el digital consolidarán su convivencia o seguirán siendo una competencia entre ellos?

La palabra competencia creo que no es la adecuada. En todo caso, evolución. Las cosas están cambiando, hay gente que leerá en digital determinados tipo de libros y otros libros los preferirá en papel. El libro en papel también está evolucionando. El libro como objeto gana valor, y es como pasa ahora con determinados tipo de vinilos, que compras el vinilo y tienes un código de descarga, por ejemplo, para poder tener los dos formatos. Los hábitos de lectura y de compra están evolucionando, la gente prefiere acudir a bibliotecas o pasar documentos digitales por pendrive.

Pero, si volviésemos hipotéticamente a la situación de 2007, quién sabe si estos pendrives continuarían. La gente se gastaría dinero en libros pero en temas quizás de narrativa o libros más espectaculares, de fotografía o de arte.

Hay que tener en cuenta que el mundo del libro de papel tiene muchos formatos y el libro digital está apenas empezando ahora. Está claro que habrá una redefinición del papel y que el libro digital aumentará sus ventas mientras que el libro tradicional las disminuirá.

Pero la relación entre ellos dos en el futuro no depende tanto de esta evolución como del hecho que comentábamos al principio, de si el libro como idea, como formato, seguirá siendo fundamental en la difusión de cultura, entretenimiento y conocimiento. Mientras haya libros habrá librerías y mientras el libro continúe siendo un elemento importante de la cultura, habrá libros en papel y en digital.

Lara López y Aïda Marrugat.

Disfruta de parte de la entrevista en vídeo:

Si quieres saber más sobre la evolución de la lectura tradicional y digital y los temas tratados en la entrevista consulta:

http://www.laie.es/donde-estamos/donde-estamos.php

Leer sin papel, artículo del lingüista y editor José Antonio Millán http://elpais.com/diario/2009/04/09/opinion/1239228013_850215.html

Piratería de libros y contabilidad creativa, artículo del periodista Ernest Alós http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/pirateria-libros-contabilidad-creativa-2296222

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